Rey del ¡Plop!

Hace suyos los partidos más adversos y cae en los menos pensados. En un partido fatal, Alianza sucumbió ante un Melgar que no solo fue efectivo y aprovechó su superioridad numérica, sino que plasmó en el campo una actitud superior.


Foto: Isabel Ortiz Rojas; Texto: Renzo Gómez Vega


Al parecer es su destino. Y es que todo indica que la blanquiazul se malacostumbró a ganar sin convencer, en el último minuto, en el último suspiro. Lo que es peor aún, se malacostumbró a esperar salvadores todas las fechas.

Por eso ahora que intentó proponer el fútbol que tanto le reclamamos, el de antaño, el bien jugado; simplemente se sintió desorientado. Parece descabellado, pero todo apunta a que sí.
Si bien, la temprana expulsión de Kohji Aparicio influyó y fue determinante para el resultado, lo cierto es que Alianza Lima sigue infectado con el virus de la irregularidad y Gustavo Costas no ha sido capaz de encontrar el remedio.

Sin embargo, realizando un breve análisis encontramos un dato más que curioso. Desde hace 10 fechas, Alianza gana dos partidos y pierde los dos siguientes. Ante Melgar le tocaba perder y perdió. Parejito.

Según esta insólita estadística, perderá ante José Gálvez en Chimbote. Lo cual es muy probable.

Alianza era el favorito. Venía de vencer al Juan Aurich en su fortín chiclayano. Es verdad había perdido la punta del Descentralizado, pero estaba entonado.

Había preparado la fiesta. Mientras Paolo Guerrero regresaba a su asiento luego de recibir un justo homenaje en el entretiempo, seguro que más de un hincha lo reclamó. "¡Cuánta falta nos hace!", dijeron. Es que una de las grandes deficiencias del equipo –sino la principal- es la imprecisión y falta de contundencia de sus delanteros. Hace rato que se ha hecho evidente la falta de un goleador de oficio, de un ariete con categoría.

El rival no venía nada bien. Una derrota en casa a manos del Inti Gas y el lamentable incidente ocurrido con Jesús Arismendi eran aspectos que si no los hacían más fuertes, los terminarían por derrumbar. Sucedió lo primero.

El minuto de silencio -sorprendentemente respetado- los fortaleció y les dio el coraje suficiente para afrontar el encuentro. Y si la escuadra victoriana carecía de un ‘9’ de polendas, el conjunto dominó tuvo en Ysrael Zúñiga a ese jugador clave para sentenciarlo. Aguantó, se desmarcó y anotó. Como en el primer gol (ligera posición adelantada), que definió milimétricamente ante Forsyth. Y hasta se dio abasto para después de una gran jugada individual, habilitar a Norbil Romero para decretar el 2-0 final.

La situación se agrava, a la falta de delanteros se ha sumado la de los defensas. Contreras por lesión, Fleitas por sanción y ahora la de Aparicio. Menudo problema el de Costas. ¿Permanecerá Fernández en el ataque? ¿Qué salvador aparecerá esta vez?

Una vez más estaremos sujetos a la especulación y la incertidumbre. Y es que al parecer ya nos hemos malacostumbrado y la única certeza que tenemos es que la enfermedad se ha vuelto crónica.