foto: El Bocón

Walter López Gómez
[walter.lopez@corazonparaganar.com]
El año 2004 estuvo dividido en dos partes claramente opuestas para Alianza Lima. El Apertura fue espectacular, lográndose el título, además se coronó una aceptable campaña en la Copa Libertadores y por si fuera poco, el club pudo vender a Jefferson Farfán a Europa. Pero el Clausura fue lo contrario, al punto que llegamos a la última fecha en el séptimo lugar, uno por debajo de lo requerido para poder jugar la gran final. Cristal ganó con suma facilidad el segundo torneo del año, mientras Alianza andaba a los tumbos. En la penúltima fecha, sufrimos una derrota en el clásico por 2-0 y eso hizo que Unión Huaral nos desplazara del sexto lugar por un punto.

Así, Alianza fue al Cusco con la imperiosa necesidad de sumar ante el siempre temible Cienciano, quien hace pocos meses había ganado la Recopa Sudamericana, y aguardar que Unión Huaral no venza como local a la Universidad san Martín, que se jugaba la baja.
El partido comenzó de forma excelente para los íntimos. En apenas 2 minutos Flavio Maestri puso en ventaja a los aliancistas. Pero conforme transcurrieron los minutos, el equipo se fue tirando atrás y antes del descanso Miguel Mostto puso el empate para los rojos.
El rendimiento del equipo seguía en declive y no sorprendió a nadie que Germán Carty pusiera en ventaja a Cienciano apenas iniciado el complemento. Alianza no encontraba el rumbo y sentía claramente los estragos de la altura. Por lo menos se salvó unas cinco veces del tercer gol imperial.
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Las noticias desde Huaral eran buenas, pues los locales caían 0-1 con los santos, por lo que con un empate Alianza estaría en la gran final. Pero en la cancha, no se veía por donde podía llegar. Hasta que pasó algo increíble. Minuto 85. Bazalar echó el balón a un costado para que atiendan a un compañero, el juego se reanudaría con un bote a tierra cerca al área cusqueña. Mientras los rojos esperaban que Aldo Olcese aplicara el fair play y les devolviera el balón, éste “le jugo limpió a Alianza” que necesitaba el empate, y combinó con Maestri, quien se la devolvió para que el el 'Chato’ ponga el 2-2 y desate la locura de la mitad más uno del país.
Lo que vino después fue vergonzoso. Tras el final del partido, el público e incluso la policía cusqueña agredieron a varios jugadores aliancistas. Pero nada de esto pudo borrarles la sonrisa del deber cumplido. Más allá de los cuestionamientos, Alianza estaba en la final, y eso era lo más importante.
1 comentarios:
me encanto tu previa y muy buenas fotos de esos años
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