jueves, 18 de marzo de 2010

Aliancistas en el mundo: De pie

foto: Bild.de

Candente, vibrante. Un Bremen que intentó hasta el pitazo final y un Valencia disminuido, pero preciso para liquidarlo, ofrecieron un espectáculo de aquellos. Pizarro ilusionó a falta de 5 minutos, aunque ya era tarde: eliminación y cuatro a cuatro para la historia.


Renzo Gómez Vega
[renzo.gomez@corazonparaganar.com]

El 1-1 en el Mestalla lo daba como favorito. Incluso, se esperaba un partido cómodo por las bajas del rival. Y quedó claro que nunca fue así. El Bremen salió al campo creyéndose ganador y lo pagó caro. No habían pasado ni tres minutos y el Weserstadion ya estaba enmudecido: Villa batía a Tim Wiese y la hinchada local pasaba de la confianza excesiva a la preocupación absoluta, así de golpe.

Pizarro y Hunt respondían con un par de remates; parecía que los de Tomas Schaaf se recuperaban del impacto, cuando Silva asiste magistralmente a Mata y el diminuto jugador vence por segunda vez a Wiese. Ahora sí todo se complicaba. Envalentonados, los dirigidos por Unai Emery tomaron el ritmo del encuentro y fueron por más. Sin embargo, este Bremen aturdido ante los quiebres y desbordes de Villa y compañía reaccionaría y pondría el
descuento. Hugo Almeida ingresa por Borowski y hace lo primero que debe: anotar.

Los portuarios van en pos del empate, Ozil y Marin prueban una y otra vez, pero el destino es el mismo: las manos de César. Gran tarde del experimentado arquero. Bremen quería, Valencia aguantaba. Hasta que nuevamente se junta el tridente valenciano y logra su cometido: Tres a uno del ‘Guaje’ Villa. Vaya manera para salir de las cuerdas.

No lo podían creer, la clasificación tan cercana ahora era impensada. No obstante, si algo les sobra a los teutones es coraje. A los 56’ Marin se interna en el área y es derribado torpemente por Jordi Alba. Penal. Frings remata al medio pero dobla, las hasta ese momento, infalibles manos de César. Seis minutos más tarde, Ozil sorprende a la barrera valenciana y en vez de patear al arco, deja solo a Marin para que con disparo rasante ponga el angustioso empate.

No era una locura, se podía. Se podía…sentenciar. Contragolpe de Mata para liquidarlo, Villa recibe y vuelve silenciar el estadio. Cuatro a tres. Una nueva bofetada. Pero el Bremen no defraudaría ni su gente ni a su raza y quemaría el último cartucho de pólvora que le quedaba.
Quién más sino su ‘Bombardero’, Claudio Pizarro para marcar la igualdad final. No había tiempo para más. Partidazo que deja muchas heridas, como también muchas lecciones.




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