Alianza pudo perderlo, pero el gol de Aldo Corzo para el empate no justifica grandes celebraciones. Jugando a un nivel preocupante, la blanquiazul empató casi de regalo ante un Juan Aurich que se adueñó del partido. Resultado que genera menos respuestas que las de Costas en el banco de suplentes.
Foto: Ángelo De la Cruz Coronado; Texto: Renzo Gómez Vega
Y apareció. Apareció en una gran jugada individual para lograr un empate que deja muchas interrogantes acerca del planteamiento de Gustavo Costas. Aldo Corzo marcó su primer gol en el fútbol profesional; sin embargo, no fue suficiente para encontrar la llave de la victoria.
¿Qué sucedió? ¿Las victorias de las primeras fechas fueron un espejismo? ¿Acaso los rivales fueron muy débiles? Puede que sí.
Si bien Alianza derrotó a Sport Huancayo y Bolognesi con no tanto sufrimiento y ya parecía encontrar el funcionamiento adecuado, esta vez se enfrentó a un Aurich que tuvo más argumentos que los de sus predecesores. La falta de variantes en el banco de suplentes se hizo escandalosa en momentos claves del partido, en los que se necesitaba hombres decisivos. Ni Sánchez ni Fernández tuvieron las facultades para convertirse en los salvadores de la jornada.
Desde los primeros minutos, el partido se hizo trabado. El equipo de Franco Navarro había venido al Alejandro Villanueva con una sola consigna: la de aguarle la fiesta al conjunto victoriano (también a Costas, quien estuvo de onomástico). Para ello, el ex- técnico de la selección peruana articuló un férreo sistema defensivo, a fin de cortarle todos los circuitos a los atacantes blanquiazules. Tanto Montaño como Quinteros sucumbían ante la dureza de Guadalupe y compañía. El desempeño del volante colombiano preocupa, y es que pasan los encuentros y no logra ser el jugador desequilibrante que espera la hinchada. Solo es una sombra de aquel que deslumbró en el descendido Sport Boys.
Y si de mediocampistas creativos hablamos, un renglón merece el también cafetero Mayer Candelo, quien derrochó calidad y se mostró preciso para habilitar a sus compañeros. Se asoció con el habilidoso William Chiroque y siempre buscó las espaldas de los defensores íntimos para asistir a Edinson Chará. Precisamente, fue el '10' chiclayano a los 25', quien, aprovechando el descuido de Libman al no cubrir bien su palo, ejecutó magistralmente un tiro libre, silenciando 'Matute'. La escuadra local cayó en la desesperación y la visita realizaba faltas reiteradas, tornando el partido violento y dividido. Así se fueron al descanso.
Las modificaciones se caían de maduras. Es así que Costas, en su afán por revertir el marcador, recurriría a Alexander Sánchez, reemplazando al intermitente Johnnier Montaño. No obstante, todo seguía como en la primera etapa. Alianza tenía mayor posesión de balón, pero carecía de inventiva para desbaratar el sólido muro chiclayano. En consecuencia, se produciría el ingreso y debut de José Carlos Fernández en lugar de un desconocido Claudio Velázquez, maniatado por los centrales norteños.
El Juan Aurich veía que la coyuntura era oportuna, la victoria no era una utopía. Por ello, se originaría la entrada de Pedro Ascoy por un fatigado Chará. El público se impacientaba en las graderías y empezaba a despotricar en contra de los once locales. Felizmente, a los 75' llegaría el empate. Corzo incursiona en el área rival y con un túnel deja en ridículo a 'Machito' Gómez, quedando mano a mano con Erick Delgado y definiendo a media altura con pierna zurda. Tremendo Gol. Empero, la fanaticada aguardaba más, no se iba a contentar con tan poco.
Curiosamente, el argentino Gustavo Costas no compartió ese pensamiento y mandó al campo a su último fichaje, Paolo de la Haza, sustituyendo a Henry Quinteros. ¿Qué le pasó por la cabeza? ¿Se atemorizó y quiso sellar el partido? Al parecer sí. Luego de algunas jugadas intrascendentes, aparecería una pizca de esperanza. A falta de 8 minutos para concluir la etapa complementaria, el zaguero Jahir Butrón saldría expulsado por agredir a Fernández, dejando en inferioridad numérica a su oncena. Quizá ese era el camino. Conseguir el triunfo a costa de la merma del adversario. Ni eso.
En el epílogo, Navarro utilizó su último cambio y repotenció su zona posterior con César Sánchez. Alianza nunca halló la forma para dañar al rival, fue un mar de errores, cayendo presa del cerrojo del 'Ciclón'.
Epicureícamente, este desfavorable desenlace resulta beneficioso. ¿Por qué? Es sencillo, Alianza Lima necesitaba desnudar sus falencias aunque padeciera de un mal resultado. Era vital que se enfrentara a un rival de mayor jerarquía. No podía seguir engañado, y es que si verdaderamente ansía alcanzar la gloria a fin de año debe corregir con urgencia los desaciertos cometidos. Esto recién empieza, la travesía es dura y es ahí cuando se goza más al final. Bien dicen que aquel que no ha sufrido no puede ser blanquiazul.