sábado, 21 de febrero de 2009

Para no olvidar

Foto: Radio Uno de Tacna

Alianza logró un triunfazo en Tacna, de esos que hacen presagiar finales felices. En un encuentro en donde Alianza mostró una evolución en lo que a orden y eficacia se refiere, el gol de Eduardo Uribe sirvió como respaldo perfecto para manejar el partido, que hasta antes del gol de Vera no inquietaba en demasía a la blanquiazul. Victoria que no podía irse de las manos tras ese golazo, esa joya que Henry Quinteros le regalara a la mitad del país sobre los 14'


Renzo Gómez Vega



Lo recuerdo como si fuera ayer e intuyo que él también. Sí, aquel 18 de mayo de 2003, Henry Quinteros, por entonces el mejor volante de creación del fútbol peruano, marcó -a parecer personal- el mejor gol de los clásicos de todos los tiempos. Esa tarde, el 'Pato' nos regaló una obra maestra. Tras el cobro de un tiro de esquina, sin que el balón besara el césped, sacó un magistral disparo de volea que venció al meta Pablo Pérez. Eran épocas en las que el cerebral mediocampista nos tenía acostumbrados a soberbios tantos todos los fines de semana. Es curioso, recuerdo no haber logrado explicar como un jugador de su fuste aún no desplegaba sus dotes en canchas europeas. Después, la historia es conocida. Su traspaso al Sporting Cristal y con eso el resquemor de la familia blanquiazul, su experiencia en Polonia y su cercano retorno a Matute. Sin embargo, hasta hoy, Quinteros no nos había vuelto a deleitar con esos espléndidos remates.

El partido era intenso, la defensa íntima no era capaz de paralizar las arremetidas de los atacantes tacneños. El novel equipo de Roberto Mosquera se mostraba seguro y a medida que corrían los minutos generaba mayores jugadas de peligro. A su falta de kilometraje futbolístico la suplían su energía y pundonor. Además, contaron con el jugador más sobresaliente del partido, el habilidoso ex seleccionado Sub-17 argentino Gustavo Rodas. El movedizo volante fue un peligro latente para la línea posterior blanquiazul. No obstante, vendría el desnivel.

A los 14 minutos del primer tiempo, luego de un rechazo equívoco de José Zavala, evocaciones propias de la adolescencia llegaron. El esférico se eleva y cae sumisa hasta impactar con el botín izquierdo de Henry Quinteros, cobrando una singular parábola que bate al arquero Horacio Ramírez. Golazo. Se desata la algarabía. Casi seis años después mi abstemia garganta se rendía ante una perla del 'Pato'.

El conjunto fronterizo no se desanimó, y por el contrario siguió haciendo estragos en el arco defendido por Salomón Libman, siempre de la mano del desequilibrante Rodas.

En la etapa complementaria, Alianza fue en búsqueda del segundo tanto para jugar con mayor serenidad. Un cabezazo de Fleitas casi pone el 2-0, pero lamentablemente el juez de línea invalidó la anotación por una posición adelantada de Wilmer Aguirre, quien en su intención de aprovechar el centro, participó en la acción de juego.

La blanquiazul siguió intentando. Es así que a los 66’ conseguiría ampliar la ventaja con un disparo esquinado de 'Lalo' Uribe, cumpliendo con la famosa y trillada ley del ex. Peculiarmente este tanto si debió ser anulado, puesto que Aguirre una vez más trató de conectar el balón en evidente posición de adelanto.

Bolognesi no se amilanó y permaneció tenaz en su lucha por obtener un resultado favorable. Los últimos minutos del partido se desarrollaron en ambas áreas.

Finalmente, a los 91’, la justicia le daría una pizca de ilusión a los rojos. Raúl Vera pondría el descuento tras sorpresiva descolgada. Su derechazo rasante no encontró bien parado a Libman, quien, pese a cierta complicidad en el tanto bolognesiano, cumplió una actución destacada.

Mucho cuidado con este aguerrido Bolognesi, en la medida en que corrijan pequeñas falencias defensivas y estén más finos de cara al arco, sin duda darán que hablar.

En la próxima fecha, Alianza Lima recibirá al experimentado Juan Aurich en el Alejandro Villanueva; con el mismo ímpetu, el de alcanzar el ansiado título a fin de año.

Corazonadas les dicen, como quiera que sea, quizá esta remembranza sea un presagio, un indicativo de que vendrán tiempos mejores, tiempos para no olvidar.


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