Foto: Bruno Ortiz Jaime; Texto: Denis Prince Delgadillo
Enviados especiales a Huancayo
Tal como lo dijo Costas durante la semana: “Los primeros 15 minutos en altura siempre te salen a arrasar”. En el estadio Huancayo ello hizo eco, pues, tal como Inti Gas en Ayacucho, Sport Huancayo salió el primer cuarto de hora a ahogar a un Alianza que llegó a la 'Incontrastable' con varias bajas y con un once estratégicamente poblado en medio campo.
Tras superar el asedio huancaíno inicial -es decir, sin recibir un gol-, los dirigidos por Costas de a pocos empezaron a salir con una línea de campo cumplidora con la marca e inteligente al momento de atacar. De la Haza, Ciurlizza y Uribe cumplían muy bien la labor de destrucción del juego local, que también tuvo un cuarteto que funcionó tal cual el paraguayo Cubilla había ordenado.
Así, con Ortiz e Ibarra desplegándose por toda la cancha, y Sánchez y Trujillo contraatacando con inteligencia, el partido se hizo de ida y vuelta. Por eso, el gol inicial del 'Chino' Ibarra no sólo agarró de sorpresa a la defensa blanquiazul, sino a los propios 'matadores'. Tras el baldazo para la blanquiazul, estos siguieron atacando con inteligencia y sin desesperarse, mientras de a pocos los del centro del país empezaron a perder presencia en ataque. Fue gracias a esa paciencia y desequilibrio en metros finales que Alianza tuvo dos inmejorables ocasiones de irse al descanso con el empate. Lamentablemente, el apresuramiento de Trujillo al definir y la falta de resolución para cabecear de 'Wally' Sánchez no hicieron realidad los méritos visitantes.
Para la segunda mitad, la revolución del partido decayó un poco, y si bien Sport Huancayo no llegaba ya con tanto peligro al arco del Forsyth, el equipo victoriano tampoco se insinuaba decididamente en arco contrario. Ante tanta evidente falta de peso ofensivo, Costas mandó en primera instancia a Henry Quinteros y luego a Velázquez, con el objetivo de enmendar los errores en Ayacucho y concretar las ocasiones de gol que se generasen. Y fue así. Primero, el 'Pato' y Aparicio, cada uno con tiro libre, inquietaron la valla defendida por Cisneros. Después, el mismo Quinteros y Fernández estrellarían sus disparos en el poste ante la impotencia y el grito ahogado de su técnico y los muchos hinchas blanquiazules que acompañaron al equipo.
Al ver que el empate era cuestión de tomar riesgos, el técnico argentino mandó al equipo a cancha contraria, con el claro mensaje de 'empatar o morir en el intento'. Hasta el propio preparador físico Alexis Cortéz le exigía a Sánchez que se lance para ganar balones detenidos.
Por su parte, el estratega local, se replegó más aun sacando a sus referentes y apostando por Írven Ávila. Y demostrado que el fútbol es goles y no merecimientos, el propio Ávila, en descuentos, liquidaría el partido en un contragolpe que agarró malparado a toda la defensa. No hubo posición adelantada. Chau partido y un regreso a Lima nuevamente con el sinsabor de haber merecido mejor suerte.
Así acabó la segunda visita consecutiva a provincias, con un saldo negativo porque no se consiguió punto alguno pero con la confianza de que el equipo mejoró notablemente y que de a pocos tanto el plantel como la hinchada empieza a entender la versatilidad, volubilidad y, sobre todo, que funciona de sus distintos planteamientos en cada partido. Ahora sólo es cuestión de embocarla.