foto: El Tiempo de Piura
Denis Prince Delgadillo
Ambos llegaban con realidades distintas. Mientras los de Cardama urgían a gritos clamorosos- casi como los de una madre- de un triunfo para empezar a salir del fondo de la tabla, Alianza llegaba con todas las posibilidades de terminar la fecha puntero. Sin embargo, algunas cosas unían a los jugadores rivales. Primero, la incomodidad de estar lejos de sus madres en su día, y segundo, el tener que soportar las precarias condiciones de agua y seguridad que ofrece el estadio en Sullana, sin contar claro está, con las condiciones del gramado de juego.
Desde el comienzo, los sullanenses salieron con la intención de dominar el partido con sus mejores hombres: Aponte y Valverde. Por su parte, los de Costas intentaban asentarse con la dupla creativa Quinteros-Sánchez; empero, siempre eran controlados por sus marcadores Tordoya y Valladares, salvo alguna pared entre ´Wally´ y Corzo que terminaba en un centro dividido para González-Vigil o un pase largo para Aguirre.
Todo lo contrario ocurría con los locales, pues las figuras de Tordoya y Valverde empezaron a crecer. En especial la del primero, puesto que al ver la poca presión que ejercían los victorianos empezó a desdoblarse y a habilitar tanto a Aponte como a Farfán. Es así que al llegar casi a la mitad del primer tiempo, un error garrafal de Paolo De la Haza en salida es aprovechado por el ex volante del Torino de Talara, quien tras pasar la media cancha habilitó a Aponte tras la salida en falso de Contreras. El 11 sullanense, aprovechando la desatención de Aparicio, rompió la trampa del off-side y mano a mano con Forsyth se la puso por entre las piernas. Hasta ese momento, más allá de las pocas oportunidades de gol para ambos, el resultado era meritorio.
Tras el tanto, los victorianos sintieron el golpe pero no lo asimilaron. Tanto así que de no ser por la ineptitud del cuestionadísimo Rully Zevallos, quien le anuló otro gol legítimo a Aponte, los ‘churres’ pudieron haber aumentado el marcador. Ahora sí, los creativos desaparecieron y la inoperatividad de Quinteros se hizo más notoria; la única manera de pasar esa barrera norteña era al parecer con los laterales, función en la cual solo Corzo la cumplió a cabalidad hasta destacar con algunas jugadas.
Para el segundo tiempo, las cosas mejoraron en cierta medida. Con el ingreso de Montaño por Quinteros, Alianza empezó a llegar con mayor peligro y autoridad a la valla del golero Lanz, por lo que el partido empezó a hacerse de ida y vuelta con opciones para ambos equipos. De a pocos, con las combinaciones de Montaño, Sánchez y las trepadas constantes de Corzo empezaron a meter en su propio campo al local, que resigno su ataque a los contragolpes con Aponte, Farfán y Valverde.
Los minutos pasaban y las ideas se desvanecían. Apenas Corzo con su incansable ida y vuelta parecían ser el único que podía comandar el equipo hacia el empate. Otra vez las incógnitas de no saber a que jugar empezaron a rondar. Los cambios llegaron y los pelotazos también. La zaga local se lució cuanto quiso y algunos demostraron que de refuerzos solo tienen la denominación.
Alianza, el de Costas, más allá de las condiciones amateur del estadio y de la cancha perdió jugando horrible pero con las mismas incógnitas de cuando gana: ¿Encontrará el equipo ideal o al menos habitual? Y la más importante aún, ¿cuándo se sabrá a ciencia cierta a que juega este equipo?
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