Con el triunfo de hoy, terminó por fin con la maldición de tres años sin derrotar a los santos y, además, confirmó que lo de sus delanteros ya no es una mera casualidad.
Paul Medina Trejo
[paul.medina@corazonparaganar.com]
Georges Buckley mira su reloj. Mira a su juez asistente y da el pitazo inicial. La barra victoriana ha venido bien almorzada y canta con mucha potencia. Alianza Lima comienza tocando el balón y los jugadores de la San Martín corren enérgicos. La pelota en el campo, un encuentro fuerte y, antes de finalizar el primer minuto, ya un par de jugadores parecen querer liarse a golpes. Un “Corazón Alianza Lima, corazón para ganar” baja desde las gradas. Se siente la emoción en el estadio Miguel Grau del Callao.
Fifty fifty
Corre el minuto siete y llega un pase en profundidad para Arriola, cuyo remate pasa muy por encima de la valla victoriana. Los santos recuperan la pelota por intermedio de Jhon Hinostroza, quien haciéndose con la redonda dispara directo a las manos de Libman. Segundo aviso. El ‘Gringo’ despeja. Aguirre la amortigua y su pase hacia Fernández es interceptado. El cotejo está igualado: ninguno de los dos es capaz de abrir el cerrojo defensivo. Los viejos fantasmas asomaban en el puerto.
Para la otra
Los cánticos no cesan, la tribuna salta. Los jugadores aliancistas se emocionan y por allí hacen algún amague que las barras no pasan por alto con aplausos y silbidos. Treinta y dos minutos. Tiro libre para Alianza. La pelota rebota y queda picando, la coge Quinteros y la multitud se pone de pie. Supera a uno, a dos, pero el tercero y el cuarto le cierran el paso, y su disparo queda atrapado entre los botines albos. A poco del final, la escuadra estudiantil se lanza al ataque en pos de la ventaja. Germán Alemanno entra por la derecha y cuando todos pensaban que daría pase, arremete contra Libman, quien desvía el tiro. Buckley pita el medio tiempo.
Ahora pues
Es el mismo, solo que ahora cumple con su deber: anotar. Atrás quedaron sus fatídicas lesiones y los rumores de su partida. Roberto Ovelar ha recuperado algo más que su instinto goleador: su honor. Valgan verdades su apelativo hace tiempo tenía ribetes de comedia y humor negro. Pero este ‘Búfalo’ ha demostrado que tiene los cuernos afilados. Solo le bastaron unos cuantos minutos para conectar un terrible cabezazo y desatar la euforia. Bien por el guaraní.
No te olvides
Las tribunas pedían más y rugían hambrientas de goles. Aguirre llega unas tres veces más hasta el arco de Butrón, pero falla todos los tiros. El árbitro dicta 2 minutos más de tiempo extra. El ‘Zorrito’ llega solo frente al arquero, la multitud de pie, y su remate tuvo un rumbo estelar que recordó a la hinchada que es el mismo ser humano de antes del 4 a 1 contra los argentinos. Sonríe cauteloso. Sabe que tiene un ligero crédito, aunque también es consciente que tendrá que renovarlo semana a semana. Como la blanquiazul que esperará seguir derrumbando mitos y despertando sonrisas.