jueves, 23 de abril de 2009

Deja Buuh: No hay uruguayo cobarde, pero sí malo

foto: Internet
Como estamos tan empilados por el triunfo del domingo, hemos decidido lanzar nuestra segunda sección. Es 'Deja Buhh': el recuerdo tenebroso y desalentador de aquellos seres espectrales que algún día se pusieron la blanquiazul. Extranjeros, nacionales, todos aquellos que llegaron entre flashes y no la hicieron nunca por 'lesiones' tendrán cobijo aquí. El primero será Sebastián Morquio, aquel legendario zaguero uruguayo que nunca logró borrar el paso de su compatriota Nelson Olveira por La Victoria.


Bruno Ortiz Jaime


Sebastián Darío Morquio Flores (Montevideo, 22 de enero de 1976) fue un temible -para sus propios compañeros claro está- zaguero central uruguayo que una tenebrosa noche de agosto de 2003 pisó suelo limeño para enfundarse la camiseta de Alianza Lima.

Sus 193 centímetros de estatura -poco habitual en un fútbol de bajitos como el peruano- provocaron la atención generalizada de la prensa local, quienes destacaron la llegada del hasta entonces elogiadísimo defensor. Fue el hoy deté de Alianza, Gustavo Costas, quien aprobó su contratación, luego de que fuera ofrecido a la directiva de 'Cuchi' De Souza Ferreira por un empresario amigo de la casa de nacionalidad argentina.

Sus antecedentes no eran del todo nefastos. Surgido en las inferiores de Nacional de Montevideo, donde no tuvo chances de jugar, enrumbó a Argentina en busca de aventuras. Allí lo acogió el histórico Huracán, en donde se hizo peculiarmente figura, referente y hasta ídolo. Con el 'Globito' campeonó en la Primera B, jugó 79 partidos y marcó 17 goles. Su primer momento de gloria llegó el 10 de setiembre de 2000, cuando marcó el primero de los goles con los que Huracán venció en el clásico -ya una proeza de por sí- a San Lorenzo por 2-1. El otro, que es un decir, aconteció el 26 de agosto de 2001, cuando osó marcar el honorífico tanto de los de Parque Patricios luego de haber recibido cuatro goles de River Plate en el Monumental. Eran momentos en el que el buen Sebastián cavilaba y se convencía cada vez más que el fútbol le tendría guardados momentos gloriosos en el futuro.

Tras el Apertura 2002, Huracán tuvo que entregarle su carta pase debido a la inmensa deuda que le tenía. Fue así que el gran Morquio anunció con regresar al club que lo parió futbolísticamente: Nacional. En el 'Bolso' muy convencidos no estaban, además ya habían logrado deshacerse de él años antes por lo que no permitirían un retorno. "No hay cash" fue la excusa perfecta. Así que Sebitas tuvo que conformarse con jugar por el 'Bohemio', por Montevideo Wanderers. Para el año siguiente llegarían mejores noticias, el grandioso Atlético Rafaela lo necesitaba a gritos tras haber ascendido para 2003 a la Primera argentina. Tras una estancia en la 'Crema', nuestro héroe cogió las maletas para morir de frío en el Uralan Elista de Rusia. Tuvo muchos dólares y pocos partidos. Fue entonces que la historia comenzó...

Se sabía que le decían 'Patota', pero el diario El Bocón, fiel a su estilo, tuvo la puntería necesaria para apodarlo 'Cacho', 'Cacho' Morquio le pusieron. 'Cacho', claro, por su parecido físico al viril estilista Carlos Cacho. Incluso lograron hacerles una entrevista juntos, en donde el 'hombre' de las tijeras intentó seducir al espigado zaguero. Su debut en el Perú ocurrió el 10 de agosto de 2003, en el clásico ante Universitario. Su primer toque importante de balón fue un cabezazo que pegó en el palo derecho de Pablo Pérez. De anotar tal vez aquel gol, hubiera servido para que viviese de él buen tiempo, tal como lo predicó el maestro Leonardo Cornelio, eximio atacante de Universitario que anotó un doblete en un partido de Copa para los cremoladas.

Está dicho, aquel partido lo jugó de manera aceptable. Digamos que el resultado fue 1-1 con cierta complicidad del popular 'Cacho';
ah no, ¿'Patota'? en el gol crema de Paul Cominges. Sin embargo, no pasaron demasiados partidos para que hasta el más negado analista de fútbol se diese cuenta que el promocionado sustituto de Nelson Olveira tenía poco más habilidad con el balón que un gorila. La eliminación de la Sudamericana terminó por evidenciar las carencias del grandote uruguayo, en un partido de pesadilla ante Cienciano en 'Matute'. Poco antes de partir, Gustavo Costas decidió hacer una obra de caridad y lo incluyó en un encuentro que Alianza ya ganaba 4-0 al Atlético Universidad de Arequipa. Ante los melancólica delantera characata conformada por los legendarios Héctor Rojas y Walter Otta, Morquio se lució con pana y elegancia.

Informaciones periodísticas como las que dijeron que estaba considerado en su país por encima de Olveira y que pronto sería convocado a la selección uruguaya fueron demasiado. En La Victoria le resolvieron el contrato porque ya era muy rochoso. No obstante, le propusieron un consuelo: le dijeron que muy cerca del estadio lo solicitaban en El Porvenir. Situación que confundió al buen 'Patota' que partió rumbo a El Porvenir de Gerli, un equipo de las ligas inferiores argentinas, cuando debió hacerlo con destino al popular Mundialito de esa zona victoriana.

Además de aquel cuadro, Morquio fue fichado en una multimillonaria transacción por el mítico Aldosivi para 2006, no sin antes haber lucido sus dotes por canchas ecuatorianas al jugar en 2005 por la Universidad Católica; además de Progreso de su país en 2007, cuando en una entrevista concecida al diario Olé de Argentina confesó que volvería a jugar ¡gratis! a Huracán. Declaraciones que no fueron tomadas a bien por los directivos rojos, quienes anunciarion que aceptarían su vuelta si más bien el paga los pesitos.

Tras dejar Progeso, Curicó Unido de la segunda chilena lo convocó a su vuelta a la Primera del fútbol de la estrella soltaria. Allí ya se dieron cuenta de la ensartada y no lo consideran titular ni pieza de recambio.

Sueña con ser deté, según se lo contó a Olé hace un par de años, y tener un equipo que mantenga el arco en cero, evidentemente un sueño para él ya que nunca lo pudo lograr: "¿Qué estilo tendría mi equipo? Primero, mantener el arco en cero, y después, meter meter y meter"... ¿Meter cabeza? Puede ser.


Proporciónate placer audiovisual observando un gol de Morquio por Aldosivi. No, no es ciencia ficción, le están pidiendo que se quede.

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