Foto: Bruno Ortiz Jaime; Texto: Renzo Gómez Vega
Enviados especiales a Chimbote
Se presumía que sería una visita complicada; sin embargo, fue todo lo contrario. Es cierto, el descuento de Sandro Gamarra le puso suspenso al partido, pero se trató de un hecho aislado. Alianza Lima dominó al rival durante los 90 minutos y si no lo sentenció antes fue por la falta de definición de Alexander Sánchez -pese a su gran actuación- y a la conocida torpeza de Paolo de la Haza en esos momentos claves. La misma que evidenció en su ¿pase?, ¿disparo? para el autogol de Renzo Guevara.
Al parecer se van encontrando certezas en el equipo. La comodidad para jugar fuera de local es una de ellas. Es la segunda victoria consecutiva de visitante y la quinta de las ocho en total. Lejos de las presiones del Alejandro Villanueva y de la responsabilidad de tomar las riendas del juego, Alianza Lima tiene mejor fortuna porque cuenta con elementos idóneos para el contragolpe, jugadores con habilidad y velocidad para aprovechar esos espacios que deja un contrario mal parado, ya sea por cansancio o desorden.
El esquema 4-5-1. Todo indica que Gustavo Costas encontró el planteamiento que buscaba, aunque éste –es necesario repetirlo- sea más efectivo en partidos de visita.
Ante el déficit ofensivo de sus delanteros, José Carlos Fernández asoma –luego de muchos intentos- y quiere quedarse con el titularato. Luchó, aguantó, complicó y hasta dio pases de gol a sus compañeros. Se asoció con Johnnier Montaño y por instantes parecía su complemento perfecto.
Cuando el colombiano está inspirado, Alianza es casi imbatible. Es verdad, el José Gálvez le otorgó muchas licencias, pero el colombiano ratificó el buen nivel que está exhibiendo desde hace varias fechas. Sencillamente, estuvo imparable, generó el penal -que él mismo convirtió- de Ronceros y su posterior expulsión al no poder contenerlo.
Hasta que Costas no encuentre la fórmula para jugar en Matute, los resultados seguirán siendo ondulantes; y el hincha tendrá que acostumbrarse. Aunque, como lo han mencionado muchos directores técnicos, en este torneo antojadizo no vale de mucho ser puntero. Es lo que dicen.
A una semana del clásico del fútbol peruano, –sorprendentemente, tal vez el último del año- esa frase trillada y repetida hasta el hartazgo de: si la vida te da revanchas, el fútbol te da muchas más, cobra más autenticidad que nunca. En la vereda de enfrente están advertidos.
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