La pelota parada, el temor que ronda Matute, ha cobrado 10 goles en contra (de 24 en total) y ya toma ribetes de psicosis. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Por quién? Algunos ensayos de respuesta están a continuación.
Bruno Ortiz Jaime
Que Alianza se ha acostumbrado durante los últimos años a exhibir taras en alguna zona del campo ya no es novedad. De la solidez defensiva que ciertamente soportó los campeonatos en 2004 y 2006 ya hay poco o nada. La blanquiazul tampoco tenía la zaga del Chelsea, pero en Matute no cedía goles así nomás, y afuera sabía como mantener resultados. Hace mucho que no se consolida una zaga central que se haga preponderante por la compenetración que brinda el tiempo. Hace mucho que no se promueve un zaguero central y por eso los hombres de última línea que llegan apenas si juegan un par de temporadas porque el rendimiento o la edad ya exige retiro o ida a un club de menor jerarquía.
Sin embargo, toca enfocarnos en el problema actual. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Por quién? Aquí las claves:
¿POR QUÉ?
1. Porque Alianza ha padecido a lo largo de la temporada expulsiones y lesiones en el fondo. Basta notar que ninguno de los dos zagueros que iniciaron el torneo (Fleitas y Contreras) son titulares. La rotación de jugadores en defensa, por obligación o disposición de Costas, le han dado buenos resultados iniciales al equipo, pero han hecho que el peso de los partidos terminen pasando factura. Ejemplos: El debut de Solís en Huancayo fue auspicioso pese a la derrota, la dupla Solís-Contreras tuvo un buen desempeño ante Gálvez en Chimbote.

2. Durante el torneo han actuado cinco parejas de centrales: Fleitas-Contreras, Aparicio-Contreras, Fleitas, Aparicio, Aparicio-Solís y Solís-Contreras. Y la que mayor tiempo ha podido jugar junta ha sido la primera, Fleitas-Contreras, con apenas seis partidos ininterrumpidamente juntos como récord máximo (desde la fecha 7 hasta la 11). Entonces, si se evitan los dedos apuntadores, puede jugar a favor de los zagueros que la poca continuidad de una pareja de centrales sea razón para evidenciar fallas tales como el de los balones parados.

3. La mala disposición de hombres para la marca durante los balones parados. En más de una ocasión, sobre todo en el tramo final, Alianza ha venido equivocándose al designar la marca de los hombres clave en el cuadro rival. Muchas veces, estos han aparecido en soledad o han anticipado con suma facilidad a su marcador de turno. Resulta estremecedor saber que a los autores de los goles rivales vía balón parado los marcaron Jayo o ‘Lalo’ Uribe.
¿CÓMO?
1. Es increíble la manera como un golpe no puede hacer reaccionar a alguien. Al menos en este equipo la experiencia pasada no juega. Repasemos: Si bien el gol de Candelo en Lima no se repitió más, el gol de Galliquio anticipándose en el primer palo durante el primer clásico del año se asemeja muchísimo al convertido por Labarthe en el Monumental. El tanto de Ronceros para el 1-3 de Gálvez en Matute es casi una copia del convertido por Ramos recientemente. En tanto, los dos goles que Inti Gas le encajó a Alianza en Ayacucho fueron tan parecidos, que el autor fue el mismo. José Mendoza aquella vez apareció solo dos veces para mandarla a guardar. El cabezazo de Gamarra en Chimbote para el transitorio 1-2 de Gálvez es semejante al de Alva para la derrota en Ate: balonazo que cae en cámara lenta y atacante que gana con asombrosa facilidad del otro lado.

2. Desde el lado derecho. Seis de los diez goles llegaron desde esa parte del campo. Además, cabe resaltar las serias deficiencias que tiene Alianza cuando le lanzan un balón al primer palo.
3. Libertad absoluta. Cuando en el fútbol moderno es impensado dejar en libertad a algún hombre en el área, Alianza se tomó esos lujos. En el clásico dejaron en libertad a Galván y este jaló marcas, en los goles tras córner a primer palo nadie se decidió quien iría a marcar. En Chimbote, Gamarra cabeceó tan solo que parecía que estaba en un entrenamiento cualquiera durante la semana.
¿POR QUIÉN?
Es sabido que no todo es culpa de los defensores. Evidentemente en una pelota parada entran a tallar defensivamente hasta los propios delanteros. Sin embargo, resulta curioso que en una defensa con Leandro Fleitas (181 centímetros), Carlos Solís (183 centímetros), Orlando Contreras (182 centímetros) y Kohji Aparicio (189 centímetros) tenga que sufrir tanto por arriba. Cabe decir que la dupla Aparicio-Solís, la que juega actualmente, es la que tiene la mayor cantidad de goles encajados por centro y cabezazo. Además, otro encuentro en donde jugó Kohji (ante Gálvez en Matute) recibimos el tanto de Ronceros por la misma vía.
2. Ojo. Una vez más, esto no es un condenatorio, solo una exposición de la realidad. Cualquiera puede comprobarlo observando el video. Por ello, y si no erramos en alguno, estos fueron los hombres que fallaron en los 10 goles de pelota parada. Hincha íntimo, saque sus propias conclusiones:
Tercera fecha: Gol de Candelo (Responsabilidad de Libman)
Quinta fecha: Gol de Ronceros (Responsabilidad de Jayo y Aparicio)
Sexta fecha: Gol de Galliquio (Responsabilidad de Contreras, Velázquez y Jayo)
Decimoquinta fecha: Goles de Mendoza (Responsabilidad de Fleitas)
Vigésima fecha: Gol de Gamarra (Responsabilidad de Fernández)
Vigesimoprimera fecha: Gol de Labarthe (Responsabilidad de Jayo y Aparicio)
Gol de Alva (Responsabilidad de Uribe)
Vigesimosegunda fecha: Gol de Ramos (Responsabilidad de Jayo, Solís y Fernández)

3. Queda descartado, según este repaso, que la dolencia aérea de Alianza se deba netamente a la ausencia de Leandro Fleitas. Aunque es cierto que el argentino tiene como una de sus virtudes la anticipación aérea, con él en el campo la blanquiazul recibió también goles de balón quieto.
Lo dijimos. Este artículo no indica la lapidación de algunos jugadores ni promueve la titularidad de otros, solo muestra objetivamente las condiciones bajo las que se marcaron los 10 goles de balón parado que dejaron sin varios puntos a Alianza y hoy lo tienen situado lejos de la punta. Sabemos que la suspensión de Fleitas y las constantes lesiones han mellado la propuesta defensiva de Costas, pero de aquí bien podría aprenderse un par de lecciones: apuesta por una dupla definitiva de zagueros y mejor disposición de hombres en el marcaje durante la pelota parada. El hombre a hombre a muerte es el camino indicado, sino ya sabemos qué nos espera en Cusco.
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