foto: ANDINA

Bruno Ortiz Jaime
Estamos extasiados. El día que se decidió crear la página y elegir un nombre que refleje alguna virtud aliancista menos publicitada que las de la quimba y el buen fútbol, se eligió el que poseemos. Una bondad que en otras veredas quisieron negar y hasta se endosaron como patente. Este triunfo es, con una abismal diferencia en lo futbolístico pese a la diferencia cronológica, similar al conseguido un 3 de mayo de 1997 también ante los celestes. Con el empuje de la tribuna, con la fuerza emocional de los jugadores, Alianza supo hoy, como aquella vez, reeditar su estirpe de cuadro popular para tener, cuando más lo necesitaba, alma y corazón… para ganar.
Y no cabía otra en este encuentro salpicado por los desaciertos en casa. Costas enterraba a la efímera primera línea de tres volantes y convertía en un trío más bien a la volante. Con Johnnier Montaño en su habitual posición de los últimos partidos, el argentino se decidió por Alexander Sánchez como medio extremo -posición que medianamente conoce- y por González-Vigil como “no sé si sigo como delantero cuando atacamos o si tengo que ser casi lateral cuando defendemos”. Tamaño dilema.
En cambio, Oblitas, conocedor de las debilidades del deté íntimo y pretendiente eterno de los triunfos en Matute, optó por la propuesta que siempre le dio buenos resultados en La Victoria: el contragolpe. Si su primer triunfo en esta cancha lo consiguió en 2000 con un as de esos menesteres, Julinho, para este domingo tenía un arma no menos peligrosa. Héctor Hurtado fue el balón de oxígeno y la sorpresa cuando los ataques celestes se lo pedían de acuerdo a sus conveniencias. Gracias al colombiano llegó el primero para la visita, cuando Orlando Contreras se devoró uno de sus amagues convencionales. Sheput, otro de los que hacía suyo el partido, terminó por añadir ante un tibiecito Forsyth para el 1-0 rimense.
Con Jayo por momentos en soledad ante las subidas de De la Haza, Alianza quedó un equipo largo, lo suficientemente largo para que Cristal se regodee en los espacios y deje a la zaga blanquiazul más endeble que gelatina a granel. Para colmo, en ataque González-Vigil nunca logró entender su función en todo el encuentro y el solitario José Carlos Fernández participó del encuentro las escasas veces en las que pudo zafarse su marcador de turno.
Los ingresos de Quinteros, Velázquez y Aguirre fueron nada más que la confirmación del convencional ensayo táctico por el que Costas apostaba para salvar la tarde. En tanto, Cristal gozaba aún de las energías de Hurtado para generar temor a la adelantada defensa aliancista. Los mano a mano con el ex Nacional de Medellín fueron de lo menos solicitado.
Y llegó. Como de esas cosas a las que no sirve encontrarle explicación inmediata sino más bien gozarlas. Wilmer Aguirre, el hombre que erraba los goles en las repeticiones, el hombre por el que nadie en el estadio hubiera apostado una sola bolsa de canchita a que abriría el camino del triunfo, fue el recompensando en su andar empeñoso al recoger un balón, generarse el espacio con un amague ante el trotón Jeickson Reyes y sacar un zurdazo lo suficientemente potente como para que Manuel Heredia coleccione una foto más de sus voladas con la pelota dentro del arco.
Y llegó. Como de esas cosas a las que no sirve encontrarle explicación inmediata sino más bien gozarlas. El pase a la esperanza de Claudio Velázquez para el volante por izquierda más improductivo y el delantero más voraz personificados en Juan Diego González-Vigil Bentín, quien deja atrás su pésimo partido y a Prado para ponerle el botín angustioso a ese balón que más de uno sopló antes de su ingreso. Gol del ’Loco’ más lapidado y amado en 90 minutos, y en el que hay que reconocer una confianza ciega de Costas por no retirarlo del campo de juego.
La bronca, la piconería expresa y la impotencia de un visitante que jugó largamente mejor no eran suficientes para manchar un triunfo de esta categoría. Obviamente más por lo emocional que por lo futbolístico. Hoy pudimos escribir una crítica ácida a Gustavo Costas, pero las pulsaciones cardiacas en este domingo no dan para eso. La semana es larga y excusas para justificar el mal juego existen. Solo hay que esperar que el corazón reluzca, como hoy, en los verdaderos momentos críticos y no se haga una vana costumbre.
2 comentarios:
Yo si le tuve mucha FE al Zorrito ! Creo que el deberia arrancar con Gonzalez-Vigil ... Mucha oportunidades con Velazquez ... Y hasta ahora? ...
Yo si le tuve mucha FE al Zorrito ! Creo que el deberia arrancar con Gonzalez-Vigil ... Mucha oportunidades con Velazquez ... Y hasta ahora? ...
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