Los mandó a sus Corrales

foto: RPP

Cristal se creyó demasiado lo del penal atajado a Aparicio y 'Manolo' se las mandó a guardar de tijera. La blanquiazul mostró fútbol desequilibrante y vistoso, y en estos días de fiesta nacional la pasa más que bien.


Denis Prince Delgadillo


El fútbol no se gana por merecimientos; pero si fuese por ellos, hoy el Miguel Grau hubiese presenciado más de un único gol. Desde el inicio se notó la diferencia anímica con la que cada oncena llegaba. Alianza, oxigenado moralmente gracias al reciente triunfo en Cusco, empezó el partido esperando a un Cristal que inicialmente salió a presionar por la angustia de sus últimos resultados.

Tal como se había comentado en los últimos días, Costas iba a poner en la volante al tridente ofensivo conformado por Sánchez, Quinteros y Montaño. Precisamente, este último sería el que daría la voz para empezar a ganar el duelo en el mediocampo, buscando siempre asociarse con los otros dos y, en ocasiones, con José Carlos Fernández. Johnnier empezaría a hacer de las suyas: volvía loco a Prado, Anchante y compañía.

De a pocos también Sánchez crecía y el ‘Pato’ lo secundaba. Ambos buscándose para hacer el 1-2 o para habilitar al incansable José Carlos, quien, como ante los imperiales, bregó duro adelante complicando desde el momento en que iniciaron las acciones hasta que fue sustituido por otro luchador, González-Vigil. Y fue él, el trujillano, quien buscó el penal y lo consiguió.

Más allá del yerro de Aparicio desde los doce pasos, lo fundamental fue la recuperación anímica que instantáneamente tuvo el equipo, con lo que se evitó todo tipo de reacción parecida por parte de los rimenses. Así se fueron al descanso, con Alianza mereciendo más de lo que había obtenido hasta ese momento, a pesar de que, valgan verdades, el futbol son goles y no méritos.

Para el segundo tiempo, la idea era la misma: no bajar la intensidad ni mucho menos la propuesta futbolística. El gol era algo que caería por su propio peso. No obstante, era necesario asegurarlo, ya que, el recuerdo del partido ante los santos era un temor oculto. Tal como en la primera mitad, el ‘Pato’, ‘Arrocito’ y el ‘Potón’ se juntaron otra vez y las jugadas bien elaboradas brotaban dentro del campo rimense. Jhonnier y Alexander, con su conocida habilidad, exasperaban al rival, al punto que Prado y Reyes dejaron de proyectarse, dándole mayor libertad a Quinteros para preocuparse más en ofensiva que en apoyar a Jayo y De La Haza en la marca.

El gol de Corrales, tras pivoteo de Aparicio -quien en la celebración descargó toda la impotencia contenida en el penal fallado- le dio la tranquilidad al equipo para manejar el juego y empezar a impacientar a Cristal.

Como era de esperarse, por más frío que pueda ser el Cristal, reaccionó con ligeros ataques de Prado y Palacios, respaldados por el ‘Vagón’, que hoy pareció uno de un tren abandonado: apagado y con poca explosión. Empero, los íntimos no cayeron en el típico error de dejarse meter por el rival en su arco, más bien intentaron recuperar el dominio del balón. Fiel reflejo son las arremetidas por izquierda de Sánchez, que terminó por obnubilar a Prado, y los cabezazos frente a Heredia de parte de Solís.

Así, los blanquiazules reafirmaron que lo realizado en el Cusco no fue flor de un día, sino más bien, un momento de asentar lo mejorado y de paso, celebrar las Fiestas Patrias con casa y chela ajenas.