foto: Luis Crespo Euribe / CorazónParaGanar.com
Wilfredo Inostroza Valenzuela
El hincha, aquel fiel personaje que acude a un estadio con ilusión, con entusiasmo y con esperanza, aquel ser que no le interesa que su equipo haya perdido ocho días antes, él ya olvidó ese mal momento y se comprometerá a involucrarse de lleno al partido de hoy. A alentar, a gritar, a insultar o pifiar cuando sea necesario; a aplaudir cuando un jugador se lo merezca. Al fanático no le interesan las malas rachas de un delantero, tampoco entiende del progreso de un futbolista, él solo juzga con el corazón, lo demás no le concierne.
La mente puesta
Hoy solo importaba una victoria, otro resultado no servía, por ello el hincha acudió en masa al Alejandro Villanueva para brindar el apoyo necesario, colaborar con su grano de arena para conseguir el objetivo. Nunca jugarás en silencio era el mensaje de las miles de almas en el estadio.
El equipo no podía fallar, un triunfo permitía poner un pie en la final que se disputará a fin de año. Montaño, Sánchez, Aguirre y Velásquez eran los encargados de vulnerar a un limitado equipo ayacuchano, que entusiasmo no le faltaba; prueba de ello fue el gran primer tiempo de Renzo Benavides, sí, Benavides, aquel ‘delantero’ con un reciente y olvidable pasado aliancista, que recaló en Inti Gas y renació por enésima ocasión para el fútbol profesional.
Finos pero desafinados
Johnnier Montaño era el iluminado de la tarde, sus excelentes servicios de gol lo avalaban, pero no eran aprovechados por sus compañeros, en la tribuna empezaba el repudio para ambos, pero mayor para Aguirre, pues el ‘Zorrito’ arrastra sus malas actuaciones de jornadas anteriores. Los espacios existían, pero no eran aprovechados y el primer tiempo moría, la angustia y enojo se reflejaban los rostros de los asistentes.
“Si jugamos así no vamos a salir campeones” fueron las palabras de Gustavo Costas en el vestuario. Vaya que se notó, el equipo apretó el acelerador desde el comienzo. Prueba de ello, antes del primer minuto, el repudiado, el maltratado, se convertía en héroe y por partida doble. El ‘Zorro’ había renacido para la alegría de todo un pueblo.
Primero tras un remate esquinado pero con complicidad del portero gasífero Johnny Soto, luego tras una brillante habilitación de Montaño. Al pifiado e insultado previamente ahora le rendían reverencia, pero sus ímpetus no cesaron, porque seguidamente asistió perfectamente a Alexander Sánchez para el tercer tanto, todo ello en sólo 10 minutos. La fiesta se armó en Matute, la angustia y molestia se dejó a un lado.
Parte agridulce
Para ponerle cierto suspenso al partido, Renzo Benavides de penal marcaba el descuento, pero el desgaste del equipo visitante se hacía notar en el gramado y se preveía que el marcador no se movería más. Tres puntos en el bolsillo, el hincha estaba feliz, las olas humanas expresaban el júbilo en las cuatro tribunas.
Pero la alegría expuesta se vería empeñada, ¿Por qué? El lateral Aldo Corzo ingresaba al campo de juego, el chiflido ensordecedor reflejaba el descontento con su firma de contrato con la Universidad de San Martín de Porres. Esta acción se repitió cada vez que el futuro jugador santo contactaba el balón. Un hincha nada comprensible, desaprobaba su actitud y le demostraba que durante el resto de la campaña le darán la espalda, así defienda los colores azul y blanco.
Alianza está prácticamente en la final y el hincha es feliz, como debe ser. El compadre espera sentado; la sed de revancha invade los corazones de miles de blanquiazules, que unidos (excepto con Corzo) buscarán dar la vuelta a fin de año. El fiel personaje tribunero estará acompañando para juzgar al futbolista dentro del campo. Apoyemos todos, el título está cerca.
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