foto: Uber Aguirre Cabañin / CorazónParaGanar.com
Renzo Gómez Vega
Partido caliente, de esos que no abundan -al menos no en nuestro campeonato- y despiertan un interés desmedido, pero también desatinos y afrentas censurables. La semana se convirtió en un ping pong de ofensas y malicia, que tuvo a Carlos Solís y a Luis Guadalupe como sus mejores receptores. La tensión es entendible, mas no, la chabacanería y la bajeza.
¿Qué le pueden pedir a sus hinchas? ¿Calma? ¿Orden? Imposible, cuando ellos, que supuestamente, son ejemplos, modelos a seguir, no cumplen su papel con decoro.
Lo único que consiguen es exacerbar los ánimos en la tribuna. La violencia y los disturbios pueden evitarse, y ellos deben ser conscientes de que son la mejor vía para lograrlo.
En cuanto al encuentro, el saldo para los íntimos ha sido por de más positivo. En la serie regular, un empate de local y un triunfo de visitante; en esta Liguilla, otra victoria, pero en La Victoria. Si a esto le sumamos, la irregularidad y el pobre desempeño del 'Ciclón', irse con una sonrisa de Chiclayo no es una utopía.
Porque pese a las disputas dirigenciales, los contratos por debajo de la mesa y las peleas constantes a la blanquiazul le sobra algo: corazón. Son innumerables los partidos que ganó en el último suspiro y esto, no solo es lucha o perseverancia, es jerarquía. Sin embargo, no hay que descuidarse, los reveses siempre están a la vuelta de la esquina.
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