
La tarde del 19 de octubre de 1997, Alianza Lima no solo venció por 3-2 a Sporting Cristal, venció a sus fantasmas, a sus traumas, a sus inacabables 18 años sin obtener lo que tantas veces mereció: el campeonato nacional. Fue un triunfo decisivo, porque consiguió el liderato a falta de tres jornadas. Hoy, doce años después, se enfrenta al mismo rival también en los tramos finales del torneo, pero el panorama es distinto: depende única y exclusivamente de su fútbol y su cabeza fría. ¿Será capaz de recuperar su ventaja de cuatro puntos sobre el Juan Aurich ? Veremos.
Apoyo informativo: Wilfredo Inostroza Valenzuela; Texto: Renzo Gómez Vega
Está servida. No por las debilidades futbolísticas de su rival -aunque su paternidad aumente año tras año- sino porque su más cercano perseguidor, el Juan Aurich, fecha a fecha se empecina en quitarse ese rótulo de candidato con mayor determinación. Se ha sumergido en un profundo trance del que hasta ahora no puede salir. Es solo una sombra de lo que mostró en su momento.
Con Alianza ocurre algo similar; cada semana es una versión distinta en cuanto a desempeño colectivo y resultados. Aunque hay quienes aseguran que esto se debe en gran medida a la presencia o no del colombiano Johnnier Montaño; otros, a incidentes extrafutbolísticos.
A fin de cuentas, la blanquiazul sería una suerte de comensal esticoso o apostador dubitativo, quizá, aunque suene hilarante y descabellado, un personaje con trastornos psicológicos. Como quiera que sea, la irregularidad se ha convertido en un elemento sintomático en gran parte de equipos de la presente temporada.
Ahora bien, el partido de mañana presenta bastantes condimentos; el Sporting Cristal, hasta hace un tiempo descartado en su lucha por el campeonato, de ganar quedaría a cinco puntos del Aurich y a seis de Alianza Lima. Sus chances están intactas.

Recordemos, el partido era de descarte, definía el torneo. Debido a eso, desde el comienzo fue trabado, luchado, al filo de la navaja. Sin embargo, a los 23' aparecería el brasileño Marquinho para romper el cerrojo y deleitarnos con su especialidad: los tiros libres. Un golazo.
Para la segunda mitad, el colombiano Jorge Luis Pinto, ante la poca fortuna del brasileño Bujica haría ingresar a Waldir Sáenz. 'Wally' generó algunas jugadas de peligro, pero todavía faltaba para que se hiciera presente en el marcador. En tanto, nuevamente en un descuido de la zona posterior íntima, Jorge Soto aprovecharía un contragolpe para anotar el 1-2.

A empezar de cero. La situación era adversa, pero Alianza no iba a bajar los brazos con tanta facilidad. A los 26', Waldir Sáenz alcanzaría la paridad con un cabezazo, luego de un remate de David Chévez que el novel portero Leao Butrón no pudo contener.
Cuando Alianza venza -ojo no queda mucho tiempo-, como aquel día, su pánico escénico, sus demonios interiores y aproveche las oportunidades que se le presenten, el camino se despejará. La mesa está ahí, servida. Solo depende de ustedes, muchachos.
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