miércoles, 4 de noviembre de 2009

Serrano de miércoles

foto: Joel Becerra Mundaca / CorazónParaGanar.com

El ex Alianza facturó por dos y dejó, entresemana, con más dudas a la blanquiazul. El equipo de Costas nunca se encontró en la cancha y estuvo a punto de llevarse una goleada. Fleitas fue expulsado y por poco se come de nuevo al juez Mauro. Si Aurich gana solo quedará a un punto.


Bruno Ortiz Jaime

Enviado especial a Recuay

Uno estaba marcado por la altura y un hombre que en su Argentina natal llevaría fácilmente su apellido como nombre de pila. El otro, por ese estigma asesino que la camiseta grone inspira en los hombres que la lucieron con fracasos. Pero, tras subir los 3422 escalones, ya pocos conocen de realidad. Casi siempre para encontrarse con esas tardes en las que la impotencia se asoma impertinente.

Para meterse un balazo

Con la sapiencia de su amplio conocimiento del terreno y el espíritu defensivo de Costas, Sport Áncash arrancó el encuentro con la virtud del toque simple y la profundidad. A la propuesta íntima de cinco zagueros, los dirigidos por Mario Flores encontraron claros espacios en la franja ‘defendida’ por José Moisela, pues el ex Cristal tuvo, para variar, un encuentro para el olvido y se convirtió en la puerta abierta que los verdes agradecieron. Hasta Costas se dio cuenta de ello y perdió un cambio al reemplazarlo por Trujillo.

Te amenaza el verde

En tanto, Alianza era tímido en ofensiva. Vílchez no tuvo el atrevimiento necesario para encarar y asociarse con ‘Wally’ Sánchez, por lo que Fernández lució grotescamente solitario. El dueño del encuentro era solo uno y Antonio Serrano se encargó de confirmarlo. Libertad para Rivas por el sector izquierdo y centro habitual para la aparición fulgurante del oriundo de Saposoa, que dejó trotando a un Fleitas sorprendido. El uno a cero tempranero parecía, por lo mostrado, el preámbulo de un encuentro fatal.

Alianza por el cambio

Pero la visita reaccionó cuando Luis Trujillo ingresó pasó al mediocampo y Fleitas al lateral izquierdo. Mejoró algo porque ‘Talara’ le dio cierto panorama a un Alianza desorientado que, sin embargo, no asomó con mayor claridad en arco de Schmidt más que con un tres dedos de Sánchez para el cabezazo forzado de José Carlos. Las revoluciones locales bajaron más tarde, todo felizmente para la blanquiazul. En la segunda mitad, Costas apostaría por Aguirre y, casi sobre el final, por Montaño. El ‘Zorrito’ combinó su característica apatía con una desubicación producto, quizá, de la radical propuesta táctica de Costas. Mientras que el colombiano apenas si intentó salvar al equipo sobre el final. Prefirió cuidarse para el choque ante Cristal.

Guarda atrás

Y entonces, con el equipo volcado en ataque, pero a merced de un bloque defensivo ancashino que sin nombres rutilantes supo controlar a gran parte del arsenal ofensivo íntimo, Alianza le marcó el camino a los laterales visitantes. Cada balón perdido era un balonazo largo para las bandas. Así se la perdió el marcador izquierdo Saúl Giral, y así llegó el penal. El ingresado Luis Salhuana se descolgó para el ataque y aprovechó la torpeza de Solís para ganar un penal. Felizmente, al menos así pensamos por un momento, Vergara la anidó en la cumbre del Huascarán. No obstante, la aparente alegría generada por el yerro del Áncash, se convirtió en pavor cuando Leandro Fleitas repitió la postal de la expulsión que lo dejó parado tres meses: tomó nuevamente del brazo a Roberto Mauro, quien lo echó por presuntamente haberle reclamado de manera grosera.

¿Vamos que vamos?

Fue el momento preciso en que Costas creyó, no con poca razón, que todo se venía abajo. El envión anímico en que podría convertirse el fallo de Vergara terminó opacado por la salida de la ‘Máquina’. Por eso, Alianza quedó totalmente descompensado y se jugó la ruleta rusa al mandarse al ataque. Y bastó que Sánchez la perdiera para que los de Flores inicien, una vez más, el contragolpe. Esta vez Serrano ya no perdonó ni fue pillado en adelanto. El balón ingresó indiferente, altivo, casi inmisericordioso al presente íntimo. Todo se había acabado. Porque así como el menos pensado termina en la gloria, los predestinados a morir -allá arriba- lucharán -siempre- en desventaja, aunque enloquezcan por ello, ante el poder ajeno.


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