sábado, 14 de marzo de 2009

Argumentando que tienes mala suerte…


Alianza pagó caro y con creces la campaña publicitaria al 4-2-2-2 con extremos de Costas. De la peor manera imaginable, dejándose voltear el partido en casa, la blanquiazul ni siquiera alcanzó el consolador empate y fue literalmente goleada por un José Gálvez que tomó sus precauciones y fue oportunista a la máxima expresión. Tras el gol de Velázquez, se sacaban los tres por auspicio de Montaño. Pero un grosero error en salida de Jayo inició la pesadilla. ¿A una semana del clásico vale echarle la culpa a la mala fortuna como lo hizo el deté íntimo?


Foto: Luis Crespo Euribe; Texto: Bruno Ortiz Jaime


“Creamos muchas ocasiones y tuvimos para liquidarlo”. Debe ser una de las frases más repetitivas y que más debe detestar el hincha aliancista de Gustavo Costas, un hombre no poco querido en Matute, pero del que a veces provoca renegar por sus disposiciones. Él mismo lo había dicho 6 días atrás: “Apostar por esto (los novedosos volantes por los extremos) a veces te resultan; esta vez (ante Melgar) felizmente resultó”. Casi sin comprender que el fútbol no debe contemplar mayor dosis de experimento o azar que los del juego mismo. Todo Alianza lo sufrió, desde la manera de llegar al gol hasta los problemas de los balones a las espaldas y una franja izquierda más frágil que un cristal.


Tal vez estemos siendo anímicamente exageradamente vitriólicos. Quizá no es culpa entera del buen Costas que sobre los 76’ el capitán del equipo pierda un balón en el borde del área y propicie la debacle anímica y futbolística de un local que prácticamente lo estaba ganando de regalo y gracias a las ansias de un Johnnier Montaño hoy suplente. O que Víctor Oviedo se animase por poner una carnicería en la cancha y Manuel Garay, que tanto gusta del año nuevo, termine pintando de amarillo más bien a todo Alianza. Es probable que estemos siendo consumidos por el extremismo, tan común en estos lares. Sin embargo, quién podría decir lo que hubiera pasado si ‘Karioka’ Velázquez no se encontraba ese balón tras gran jugada de Montaño y disparo fallido de Aguirre. El empate habría sido igualmente generoso resultado para la blanquiazul, o quién sabe si lo perdía igual.


Y es que ya daba ventaja desde la previa. Si en Arequipa la idea de Trujillo por izquierda y Sánchez por derecha se justificaba en la búsqueda del contragolpe, en casa Costas quiso aplicar la ley ‘Cienciano Carlos Daniel Jurado’ y llenar de pelotazos el área chimbotana para que la busquen Velázquez y Fernández. Y están clarísimas dos cosas: los dos ‘9’ jamás encontraron espacios propios y ‘Rafo’ Castillo les dio una orden estricta a Llanos y Vásquez: “Del mediocampo para arriba, ni de broma”.


Y aunque todo había llegado obra y gracia del individualismo amado y odiado de Montaño, tuvo que llegar la fatalidad. Si bien no vamos a inscribir con prontitud a Juan José Jayo en algún albergue senil, tampoco podemos negar que el volante sufrió una alteración a nivel físico y mental. Sin físico y sin ideas para manejar una pelota que le llegó mansita, se le fue como a nervioso debutante. Ese remate de Luis Mayme terminó convirtiéndose en el punto de quiebre absoluto del encuentro.


Aunque Cominges y Neyra tuvieron una noche medianamente destacada, ese gol no les habría dado valía. El resto no da para el masoquismo. Simplemente cabe destacar el anticipo de Ronceros a una defensa desconcertada; tanto como lo estuvo Aldo Corzo, quien también tuvo su instante fatídico pese a jugar a buen nivel. El tercero de Cominges como para escupir en la cara. La suerte del campeón no se hizo presente; esa caprichosa que coquetea solo con los que la saben buscar todavía no está convencida del todo. Nos queda una semana para lograrlo.

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