De cuánto es cierto en la novela Costas-Montaño...
Bruno Ortiz Jaime
Lo cierto, desde el lado futbolístico claro está, es que la relación Costas-Montaño no va bien, casi desde el inicio.
Los cánones del argentino, perdido enamorado del 4-rombo-2, no toleran el juego de Johnnier, pausado, con milésimas de segundo de obnubilación y poca efectividad de cara al arco. Por si fuera poco, la disforzada actitud para el marcaje del colombiano lo convierten en un solo de embrollos (recuérdese el reciente partido ante Juan Aurich).
Era 2004 y el Alianza de 'Costitas' jugaba con Jayo como cabeza de área, Ciurlizza por derecha, Cruzado por izquierda y Olcese como creador flotante. Todos con funciones de marca definidas, incluso las del 'Chato', quien era sin dudas uno de los predilectos del deté por su predisposición y verticalidad. Hasta le terminaría salvando el campeonato de ese año con su picardía.
Montaño, por el contrario, no reune ni siquiera mínimamente esas características. Habituado en Sport Boys a manejar los hilos del equipo con autosuficiencia, en Alianza ya ha implantado esa tónica en poco más de un año. El equipo ha terminado adecuándose a Montaño y no Montaño al equipo. Con ese balón pegado al pie que no quiere definir, con esos remates cada 20 partidos, con esa poca ductilidad para adueñarse de la banda zurda, el hombre nacido en Cali tiene escasas posibilidades de encajar en el once de Costas.
"Siempre he jugado así", respondió Montaño con gesto mortificado (foto) a la pregunta si ha predicado hasta ahora el individualismo. Un poco de obstinación de su parte, que siempre viene mal. Si a Johnnier le agregas el dinamismo bien comprendido y el hambre contenida de gol, Alianza tiene asegurado medio campeonato. Pero... ya va año y tanto de eso.
Soluciones a ello no hay muchas. Es notorio que el argentino prefiere a Alexander Sánchez, quien tampoco ha sido la octava maravilla, pero poco más que el colombiano ha hecho. Luis Trujillo es otra de las opciones, pero hasta el momento ha demostrado poca seguridad cuando de jugar contra mayores se trata. En todo caso, y si es que realmente Montaño no es indiferente ante su suplencia, deberá ceder. Porque de que Costas modifique su sistema por un jugar (leáse jugar con un atacante y utilizar a Montaño de mediapunta, por ejemplo) a la realidad, hay un trecho enorme.
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