Renzo Gómez Vega
Se acabó todo; los argumentos, las justificaciones y hasta las ganas. Y es que esa mística ganadora que muchos le atribuyeron al equipo victoriano en sus salidas a provincia, hoy se diluyó. Muchos de los que pensaron que con el gol de Aparicio iba a ser suficiente, recién han caído en la cuenta de que el problema proviene de una larga data. Ya no es cuestión de localía o de visita; Alianza cada fecha juega peor, el problema se agrava y, por ende, el panorama también.
Tres puntos de doce posibles en los últimos partidos, de los cuales se podría decir que solo uno fue obtenido en buena ley (ante Alianza Atlético), pese a que esto de los merecimientos es muy subjetivo. Sin embargo, los dos restantes, ante César Vallejo y Total Chalaco fueron de milagro.
Es cierto, la oncena estuvo disminuída por las ausencias de Carlos Solís (acumulación de tarjetas amarillas), Orlando Contreras (inflamación en la rodilla derecha), Alexander Sánchez (desgarro) y el suspendido Jayo -aunque lo del capitán siempre sea discutible-, pero se mostró timorata y hasta pobre de espíritu. Gustavo Costas depende mucho del dúo Montaño-Sánchez. Qué curioso, el número de encuentros que la blanquiazul lleva sin conocer el triunfo coinciden con las semanas que lleva lesionado el popular ‘Arrocito’.
¿Qué pasaría si su lesión fuera de mayor gravedad? ¿Qué ocurriría si alguno de los dos se pierde las series? ¿A esto hemos llegado? ¿A estar sujetos, cual feto a su cordón umbilical, al talento, pero sobre todo a la salud de estos jugadores? No tendría que ser así, suena a canción repetida. No obstante, el técnico argentino lo ha hecho su Padre Nuestro.
Más aún al tratarse del Sport Áncash, no es cualquier equipo, nos estamos refiriendo al colero –tal vez ya no, cuánto nos lo deben estar agradeciendo- del Descentralizado. A esto se debe, en gran medida, el ritmo soporífero de las acciones. El editor que elabora el resumen de las mejores jugadas en la conocida televisora, francamente, tuvo que hacer maravillas.
En la primera mitad, salvo el penal cometido a Montaño que se tradujo en el tanto inicial de Kohji Aparicio y el también penal a Einer Vásquez, convertido por el Freddy Ravello de la tarde, Juan Vergara, no existieron situaciones de peligro. Luego, en la etapa complementaria, fue más de lo mismo: jugadas intrascendentes y muchos 'zzz'. La nueva pena máxima cobrada por el dudoso empujón de Corzo fue bien aprovechada por Vergara y ahí terminó todo.
La dependencia es sinónimo de debilidad y pasividad; por el contrario, su antónimo trae consigo un nuevo estilo, una visión muy distinta de las cosas. Si todo indica que nos encontramos atrapados y no hallamos soluciones, el replanteo es por demás necesario.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Ya no queda nada
foto: Depor
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