La misma historia triste y sin final

foto: Isabel Ortiz Rojas / CorazónParaGanar.com

Cuando el empate era un hecho, cuando lo imposible parecía posible, apareció Gustavo Rodas para derrumbar las disminuidas vigas íntimas y hacer rugir a la tribuna. Con un Carillo desastroso, la blanquiazul no pudo soportar más y sucumbió en el epílogo ante el León.


Renzo Gómez Vega
Enviado especial a Huánuco

Si con uno era bastante, con dos era casi una utopía. Digo casi, porque estuvimos ahí, a escasos segundos de conseguir el empate. Pero estuvo él para incidir en el resultado, para brillar con luz propia. Dicen que los árbitros son mejores mientras más desapercibidos pasen. Parece que –en el papel- nuestro mejor hombre de negro se olvidó su libreto y decidió opacar a los verdaderos protagonistas: los jugadores.

Alterno Tv

Como era de esperarse, Alianza Lima presentó muchas variantes en su oncena inicial. El desgaste de La Paz hacía de la rotación una urgencia. Costas decidió dejar a Montaño y a ‘Wally’ Sánchez en punta y poblar el mediocampo con Trujillo y Hurtado en los extremos. Al no haber un nueve que aguantara el balón, los huanuqueños encimaron a los íntimos, aunque con más deseos que fútbol. Salvo él para desnivelar. No nos referimos a Carrillo -que valgan verdades estuvo más desequilibrante- sino a Gustavo Rodas. El argentino fue de lo poco que ofrecía el equipo de Navarro.

Aquí mando yo

Treinta y siete minutos, tiro libre. Johnnier Montaño se perfila y casi como ante Bolívar, coloca el balón a la derecha de ‘Chiquito’ Flores. Palo. El colombiano no terminaba de lamentarse por la jugada y trata desesperadamente de recuperar el esférico, que había caído en los pies de ‘Billy’ Rodas. Chocan y, por obvias razones, el argentino se desploma. ¿Falta? No, hombro con hombro. Sí para Carrillo, quien se dejó llevar por los gritos desde las graderías –y los cerros- del Heraclio Tapia. Amarilla. El ‘Potoncito’, con mil revoluciones encima, no resistió y lo mando a volar. Víctor Hugo –¡cómo te puedes llamar así!- no dudó: expulsado. Todo empezaba a desmoronarse.

El que te faltaba

Muchos sostienen –me incluyo- que debió dedicarse a otro deporte, tal vez al básquetbol, quizá al boxeo. Antes decían que al circo por sus excentricidades psicomotrices, con las que nos sigue sorprendiendo de cuando en cuando. Como quiera que sea, Luis Guadalupe nos volvió a dar una muestra de que su agresividad bien podría haberse aprovechado en otros campos. Tres minutos después de la salida de Montaño, ‘Cuto’ lesionó –así con todas sus letras- a su tocayo ‘Talara’ Trujillo. Una patada y un jab en el rostro. Carrillo, ¿merece expulsión? Vamos responde tú que todo lo sabes y todo lo ves (¿?). No, así de simple.

El fútbol no tiene la culpa

De ser tan injusto. Podía ser así, pese a la evidente solidez defensiva aliancista, la habilidad de Rodas aún podía carcomer defensores a base de gambetas. Así la tuvo el ex Newell's, cuando se sacó por enésima vez a un marcador y parecía que volvería a ser bloqueado por una arrojada heróica. Zapatazo que encuentra el muslo de Ciurlizza en el camino para el sombrerito menos imaginado. El León la había metido sobre el final y Alianza volvía morir. El de negro había cometido el crimen inicial.