foto: IntiGasDeportes.blogspot.com

Wilfredo Inostroza Valenzuela
[wilfredo.inostroza@corazonparaganar.com]
José Torres Sáenz llegó a La Victoria en 1999: su coterráneo Édgard Ospina lo propuso como asistente técnico para la campaña. Con él arribó otro cafetero, el futsalista Mahler Tressor Moreno, quien sí tuvo un éxito regular a diferencia de sus paisanos que no encontraron rumbo aquella temporada. Ospina sería reemplazado por Jorge Luis Pinto poco antes de un Clásico y lo increíble fue que el ‘Chepe’ decidió no renuciar y se mantuvo en el equipo desempeñando el mismo cargo de asistente.

Tiempo después de su silenciosa salida a inicios de 2000, inició su carrera como entrenador en equipos de poco renombre como el Unión Minas o el FBC Melgar, donde la fortuna le fue esquiva. Sin embargo, cuando corría el año 2002 sus servicios fueron requeridos por el Deportivo Wanka, equipo que luchaba por no perder la categoría. Aquel campeonato comenzó colmado de prosperidad para el colombiano, no había perdido ningún encuentro dirigiendo a los huancaínos. Luego de algunas fechas, fue contratado por Alianza Atlético, abandonando a su suerte al equipo que inicialmente confió y arriesgó por él.
Por su parte, en Matute el panorama no era el idóneo. Tras perder la final del Apertura a manos del clásico rival, Franco Navarro prometió el título del Clausura, pero este era dominado casi sin contratiempos por Sporting Cristal. Hasta que llegó el trágico 22 de setiembre, cuando los partidos de la blanquiazul aún se podían disfrutar por señal abierta, narraba Toño Vargas y Alianza Lima enfrentaba en Matute a su tocayo norteño. En el banco, el ‘Chepe’ que juró no perdía de ninguna manera este encuentro. La verdad, no lo hizo en vano.
'Pedrito' García, todavía con ánimos de revancha eterna con Alianza, vencía a Roverano tras un excelente jugada individual. "Acéptalo, Roverano, García fue más". Pero Christian, el otro García, marcador izquierdo blanquiazul, con un magistral cobro de tiro libre vencía a un todavía inexperto Butrón. Luego, Olcece, con su habitual habilidad cedería a Johan Fano, quien recién debutaba aquella temporda tras una larguisima lesión. Todo era alegría, hasta que aparecería el ‘Checho’ Ibarra una vez más para igualar el marcador. Todo estaba consumado, Navarro sería destituido en la noche y al otro día sería nombrado el flamante nuevo entrenador.
La expectativa era enorme en La Victoria por conocer al encargado de levantar a flote la nave que parecía hundirse con todos los sueños de título. ‘Cheque’, perdón ‘Chepe’ Torres una vez prefería el dinero y abandonaba a los sullanenses y firmba por Alianza Lima. Comenzó su campaña con dos objetivos: el Campeonato Nacional, que parecía lejano, y la Copa Sudamericana.
En el torneo internacional no pasamos la tercera fase tras perder tontamente ante Nacional de Uruguay, mientras que en el Clausura la historia tampoco tuvo final feliz, perdió encuentros importantes e inexplicables y permitió que los rimenses se consagren campeones.

A pesar de todo, la siguiente temporada continuó al mando de Alianza. En la Copa Libertadores su desempeño no pudo ser peor, solo ganó un partido ante Olimpia en Paraguay, gracias a una genialidad de Tagliani cuando el tiempo expiraba. Fue goleado por Gimnasia y Cobreloa.
Su partida se dio el 8 de abril, tras la extrepitosa caída en Calama y la eliminación de la Copa. Gracias a Dios, desde Argentina llegó Gustavo Costas para reemplazarlo y permitirnos volver a soñar luego de casi seis meses de pesadilla.
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