viernes, 7 de mayo de 2010

Una pasión inigualable

fotos: Bruno Ortiz Jaime / CorazónParaGanar.com
Alianza recibió un bálsamo para el alma: su hinchada lo fue a recibir al Jorge Chávez y armó una fiesta inigualable. A Costas le agradecieron por todo y lo siguieron hasta cuando ya estaba en un vehículo para salir del aeropuerto.


Bruno Ortiz Jaime

[bruno.ortiz@corazonparaganar.com]

Si usted busca las diferencias entre una pasión y un club de fútbol, ayer tuvo una gran posibilidad de despejar duda alguna. Un mar humano, decenas de banderas, camisetas, varias bengalas y un solo envolvente de cánticos fueron la ofrenda más sincera que la hinchada aliancista podía gestar para los dirigidos por Costas. Por eso, sobre las 23:00 horas de esta noche, cualquier mortal con la blanquiazul en el pecho no dudó en enfrascarse en esa aventura de ovacionar, perseguir, agradecerle y hasta darle consejos a cada uno de los que hacen que la camiseta victoriana sea traje de gala esta noche.

Uno a uno, aunque no con el mismo semblante, fueron saliendo los jugadores íntimos. Salomón Libman y Òscar Vílchez fueron quienes se mostraron más decaídos, mientras que 'Zlatan' Fernández y el 'Profe' Gustavo Costas convirtieron los aplausos hacia en ellos en gestos de agradecimiento.

Ninguno de los integrantes del plantel pudo tener trato directo con la hinchada, solo Costas, el único que decidió retirarse caminando a su vehículo en medio de toda la gente, fue punto central de toda la algarabía de gente que lo abrazaba, le daba las gracias voz en cuello, le pedía que no se vaya nunca y hasta pugnaba solo por estrecharle la mano al argentino.

Alianza armó una fiesta en el aeropuerto que no solo dejò boquiabiertos a los turistas que coincidentemente llegaban, demostró que es capaz de movilizar masas más allá de un resultado, de hacerlo simplemente por su existencia. Las promesas de luchar hasta el final por recobrar los puntos del partido en Chile están presentes, las hicieron Costas y Alarcón. Y aunque suene casi utópica una victoria en ese campo, aquí nadie se ha rendido todavía.

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