foto: Renzo Chumpén Espinoza / CorazónParaGanar.com
Gustavo Martínez Morales
[gustavo.martinez@corazonparaganar.com]
Pretender asomar como los nuevos 'Potrillos’, quizá por ahora, aún sea una pequeña utopía. Y el pueblo blanquiazul ya ha estado ilusionado veinte y suficientes años. Un íntimo sabe que sin perder la fe es mejor ser un tanto descreído, que quizá es un espejismo que después duele tanto. Pero hay un brillo raro en esos confundidos ojos. Un brillo de querer, pero no deber ilusionarse. Sabe que estando sobrio quizá esté a la vez demasiado pasado de Copa. Se limita a decir “vamos bien” como para quedar bien con su conciencia y parte feliz, iluminado con los ojos que presenciaron los 4 goles con los que la reserva de Alianza Lima dejó en blanco al José Galvez.
Genialidad por gol
Arrollador, aunque no comenzó así. Tal vez abrumado y cansado por el calor y la dura cancha sintética de Iquitos, los íntimos salieron sin su dinámica acostumbrada. Sin vértigo, el partido se tornó trabado y deslucido. Gálvez leyó bien el partido y se paró sólido, disputando el balón en el mediocampo. Incluso, tuvo llegadas al arco de Forsyth, aunque no ocasiones de gol. Nada distinto hasta el minuto 32, cuando Portugal recordó que solo haciendo algo distinto se cambia el rumbo de un encuentro. Es así que tras un desdoble se la cede a Tarrillo, quien tras un adecuado control orientado, define bien para anotar el primero. Y, de paso, cambió el partido.
El que baila, gana
José Galvez no supo reaccionar y se limitó a replegarse cada vez más. Alianza, tomando la sana costumbre de saber manejar la ventaja y no esperar estar abajo, salió de su letargo. Y de repente se puso a jugar. Tarrillo, siempre Tarrillo, roba un balón cortando una salida del Galvez para cedérsela a Portugal, tantas veces Portugal, y éste se la da a Bazán, quien la coloca suavemente ante la desesperada salida de Quiroz. Golazo. Dos a cero en el minuto 38’. Gálvez tuvo un amago de reacción que se diluyó en la nada hacia el minuto 45’.
De camotes no vive el hombre (y menos el fútbol)
Cuando todos esperaban una reacción chimbotana, apareció el show blanquiazul. Alianza salió a jugar y quizá de tanta diversión olvidó que este juego se trata de meterla en el arco contrario. Punto decisivo a trabajar, ‘Pepe’. Demasiada displicencia. Alianza, y el fútbol peruano en general, no pueden darse esos lujos. Digo esto a pesar de que llegarían dos goles más locales. Y es que hubo muchas ocasiones, se sucedían unas tras otras y parecía más un ‘camote’ que un partido.
La cerecita que faltaba
Sobre lo dicho, a los 65’ Portugal decretó el 3-0 de penal. Ya Alianza era todo espectáculo. Carrillo pasaba por aire, mar y tierra en el extremo derecho. La pelota paseaba coqueta el área chimbotana. Como si fuera poco, entró Jack Durán a los 66’, quien tiene completo el ADN grone. El show continuaba y simplemente el último acto, con broche de oro, lo realizó Olascuaga a los 85’ tras angulada definición.
Reserva de felicidad
Nunca una goleada fue tan engañosa para el ganador. Como fueron cuatro pudieron ser ocho, diez, en fin. El íntimo, saliendo del estadio, solo atina a decir: ¿y si metiéramos unas más? Formándosele una lágrima. Levanta el mentón y camina firme. Como estando seguro de que si se acaba la gloria copera hay mucha gloria de Reserva.
0 comentarios:
Publicar un comentario