Aguanta ahí

foto: Bruno Ortiz Jaime / CorazónParaGanar.com

Creyó tenerlo en el bolsillo y pagó caro su descuido. Alianza Lima volvió a desprovechar una inmejorable oportunidad de ampliar su ventaja frente a Aurich y se dejó empatar en los descuentos por la Vallejo. Concluída la primera rueda de la etapa de grupos, el suspenso se mantiene intacto.


Renzo Gómez Vega

Enviado especial a Trujillo


Pensaron que estaba consumado, bajo control, y es que seguro creyeron que sería suficiente. Que bastaría con su juego intermitente y el apoyo de la tribuna para llevarse los tres puntos y, con ello, la tranquilidad de sentirse más punteros que nunca. Pero, como es sabido, este deporte no sabe de merecimientos, y aunque en este caso eso diste de la realidad porque las ocasiones más claras las tuvo la escuadra local, la poca profundidad en la elaboración del juego y el aburguesamiento que evidenció el equipo en los minutos finales es preocupante.
Porque esa frase prefabricada de que los partidos no terminan hasta el pitido final es tan cierta como que el 'Zorrito' Aguirre es más irregular que una autopista metropolitana.


Aliento incondicional

Como en la visita anterior, el marco de hinchas victorianos fue espectacular. El fervoroso aliento desde las graderías hizo sentir a los blanquimorados como en casa. No era para menos, el Juan Aurich, había caído derrotado el día anterior ante el CNI en Iquitos y era la situación propicia para sacarle una cómoda ventaja.

Sin embargo, el conjunto poeta fue adueñándose de las acciones desde los primeros instantes, y mediante las incursiones de 'Tejadita' y Luis 'Pompo' Cordero causaba peligro en el área custodiada por Forsyth.

Pero, como el fútbol no entiende de razones, a los 30', tras una incursión por derecha, Édgar González habilita a Claudio Velázquez, quien adelanta a su marcador, quedando mano a mano y definiendo por debajo de la estirada de Pinto. Destacable lo del volante paraguayo en lo que hasta el momento fue su mejor actuación en el campeonato.

Dominio poeta

El Vallejo no bajó los brazos y Mario Viera dispuso el ingreso de Christian Zúñiga, decisión determinante para el futuro del partido. Pese a sus años, el experimentado jugador brindó un recital a ritmo de paredes y pases milimétricos. Precisamente, uno de ellos fue aprovechado por Lee Andonaire, quien desbordó con facilidad a 'Lalo' Uribe y sacó un centro para Demus, cuyo ademán por conectar de cabeza confundió a Forsyth y terminó colándose en las redes.

Los ataques de los locales eran incesantes, contaban con variantes ofensivas y complicaban una y otra vez a Solís y compañía. No obstante, Alianza sería premiado -una vez más- por una acción aislada del guaraní González, que al luchar el esférico desestabilizaría a 'Manzanón' Hernández, cuya desesperación lo traicionaría y acabaría cometiéndole penal.

Esta vez el ejecutante no sería Kohji Aparicio (erró la semana pasada), sino Henry Quinteros. El 'Pato' cobró la pena magistralmente y recuperó la ventaja. De ahí en más, los grones tuvieron el esférico, pero no fueron contundentes.

De su propia medicina

Cuántas veces obtuvo resultados sobre el final, en el último suspiro, cuando todo parecía terminado. Tanto así que se convirtió en su sello, en su rasgo distintivo, en su característica por antonomasia. Cuántos renegaron de aquellos momentos. Pero como todo es cíclico, esta vez la blanquimorada probó el amargor del resultado abrupto, del que te deja impotente, porque ya no hay tiempo para revertirlo.

A los 91'+ se produjo una pelotera en el área visitante que fue bien aprovechada por Christian Zúñiga, quien con su pierna menos hábil, la derecha, logró el tan épico y ansiado empate.


¡Atencióoon!

Bien dicen que las oportunidades no se pierden, que siempre hay alguien que aprovecha lo que uno deja pasar. Sin duda, este mensaje debe calar en los jugadores y el cuerpo técnico. Es cierto, se jugó de visita, pero por la manera en que se desarrolló el cotejo no se ganó un punto, se perdieron dos.

Tener mayor posesión del balón no garantiza la contundencia y la efectividad. Solo es un espejismo, un tránsito estéril. Nos encontramos en la recta final y el margen de error debe ser mínimo, de lo contrario la realidad se asemejará a la de esta tarde: sonrisas y gritos contenidos; ¡ah!, y argumentos poco convincentes. Advertencia: Imposible fallar de nuevo, peligro de muerte.